(Escrito en agosto de 2015)
No, no conocía la película Happily Ever After, y eso que soy “seguidora” de Johnny Depp y me gusta Radiohead. Pero sucede, que las cosas que te gustan, llegan a ti, sin buscarlas, pero claro, la cadena de búsquedas de cosas que te gustan, indefectiblemente te llevan a otras cosas que te gustan aún más (el maestro google nos da cátedra en esto).
Es así como llega la escena de Happily Ever After, que origina este texto. Ese momento de 4`18” que se recrea con la canción Creep de Radiohead y que te transporta justo a ese instante en que un desconocido se acerca a ti, hay una conexión y el resultado es mágico.
La afortunada es Charlotte Gainsbourg, que escucha la canción en una tienda de música, de la mejor manera como se puede escuchar Creep, audífonos, buen volumen y sin tararearla.
A las mujeres nos delata todo. Esa tímida sonrisa de Charlotte Gainsbourg , que no puede creer lo afortunada que es al tener tan cerca a ese tipo perfecto con el que comparte Creep (solo pasa en las películas), esa mirada de reojo tratando de entender por qué está ahí, y ese intercambio de gestos pendejos que la van dejando en evidencia; y al final, la cerrada de ojos, que no es más que la desesperación por saber su nombre, qué hace, cómo besa, cómo habla. Y ¿él? , se va porque sí. Ella, como dice la canción, corre tras Johnny, o como se llame (aún no veo la película) para gritarle que desea besarlo hasta el cansancio.
Una confesión: suelo embobarme con una película distinta cada tanto.